Esta semana, comenzando mañana, lunes 24 de febrero y
hasta el domingo 2 de marzo, nos dedicaremos a ejercitarnos sobre las
sensaciones olfativas. Supongo que tendréis a mano un puñado de café, una
barrita de sándalo, tal vez incienso levítico. Una copa de buen vino o una
taberna cercana en la que predomine ese olor entre desagradable y entrañable
del vino remontado. O que pasaréis, al amanecer, cerca de una panadería que
huele a pan recién hecho o que cerca de donde vivís habrá un mercado en el que
predomine el olor de las especias. O tendréis una ramita de romero. O una flor.
Bien. Al igual que
en la semana pasada nos dedicamos a escribir sobre lo que nos evocaban una
serie de sonidos, en esta nos entregaremos a trabajar acerca de lo que nos
sugiere un determinado, aroma, un cierto olor. Elegid uno, el que queráis. Pero
no lo imaginéis. Conseguid físicamente la rama de tomillo, el incienso y
encendedlo, o el sándalo, tomad el café en vuestra mano y oledlo, servíos una
copa de Ribera del Duero o visitad esa taberna vieja que aún queda por ahí.
Hacedlo físicamente. Oled. Con voluptuosidad y dedicación. Y dejad que las
evocaciones os invadan. Y escribid, escribid, escribid…
No olvidéis que habréis de poner vuestros textos, aquí,
en el blog, en forma de comentarios a este post. Que debéis firmar con vuestro
nombre real y también con el que tenéis en twitter. Y que (no se olvide esto)
tendréis que aclarar en qué olor os habéis inspirado para vuestro texto. Que
puede ser, repito, de cualquier género literario. Nunca demasiado largo, claro.
Vivimos inmersos en el mundo. Esto es una verdad de Perogrullo. También es cierto que nuestro contacto con el mundo se produce a través de los sentidos. Y que cuando creamos, cuando escribimos, lo que hacemos es traducir lo que percibimos del mundo, ya directamente, ya vicariamente informados por la imaginación, a palabras. Estar abiertos a los sentidos es, por tanto, de gran importancia en el proceso creativo. Pero el asunto no se queda en ser receptivos a lo que aquellos nos transmiten. Sino que también, y muchas veces es mucho más importante, estar atentos a lo que nos evocan. Un olor, un sonido, un sabor… pueden despertar en nosotros increíbles mundos que a veces proceden de nuestro pasado. Ejemplos magistrales de esto los tenemos en “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust. Tal vez el pasaje más conocido de esta novela sea el que pongo a continuación. Os pido que lo leáis y observéis cómo la sensación del sabor de una magdalena mojada en tila transporta al narrador a antiguos pasajes de su infancia:
“En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar el por qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vívonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de te”.
A mí, el olor del café recién tostado me traslada a la Sevilla de los años 50. El del alcanfor, a las misteriosas viejas sastrerías de mi infancia.
Pues bien, las primeras entregas de esta nueva etapa del taller vamos a
dedicarlas a trabajar con los sentidos y lo que nos evocan. Empezaremos con el
oído. Pondré algunos videos de youtube y cada un@ de vosotr@s elegirá uno y
escribirá un texto (poético o narrativo, en prosa o en verso), partiendo de las
sensaciones que esos sonidos, o música, le evocan. No es necesario, ni
deseable, que sea un texto demasiado largo. Se irán poniendo, firmados (con
vuestro nombre y el que tenéis en twitter) en forma de comentarios a este post
del blog, identificando en cada caso el video que habéis elegido para vuestro
trabajo. Todos los compañeros y compañeras pueden comentar cada uno de los
textos de los demás y opinar sobre ellos. Yo lo haré también con cada uno de
ellos. El tiempo para desarrollar este ejercicio será de una semana,
finalizando el próximo domingo 23 de febrero. Resulta obvio decir que no hay
que escuchar todo y cada uno de los videos completo. Vais probando y elegís
aquel que más os evoque.
Y nada más. Trabajad y ojalá os divirtáis. Saludos, Félix Morales
Prado.
Querid@s amig@s: Me complace saludaros después de tanto
tiempo y agradeceros vuestra fidelidad al taller literario de “El fantasma de
la glorieta”, que está a punto de reanudarse. Algunos cambios habrá en esta
nueva etapa y quiero comunicarlos para ser honesto desde un primer momento. En
primer lugar, las actividades se reducirán, en principio, a una semanal. Salvo
excepciones que comunicaré en su momento. Además, en su mayoría se llevarán a
cabo dentro del blog. En su mayoría. No todas. Estas innovaciones se deben a
que ahora ya no me asiste la persona que dinamizó y dio vida de forma admirable
al taller. Está muy ocupada en sus labores creativas, cosa que me hace feliz y
creo que también a todos vosotros.
Comenzaremos poquito a poco, este lunes próximo. Para
seguir después con trabajos de más calado. Aunque desde ya os digo que el
taller seguirá siendo completamente gratuito, creo que me abriré una cuenta en
PayPal para que aquell@s que quieran y puedan aporten su contribución
económica. Sin obligación, por supuesto. El destino de esa pasta será ayudarme
a seguir adelante con el taller. Trabajo en la literatura hace décadas. No
exijo nada. Pero cualquier aportación será bienvenida.
En fin, chicas y chicos. Nos vemos el lunes para empezar.
Afinad vuestros lápices, cargad vuestras plumas, configurad vuestros teclados,
porque la danza está a punto de empezar. Un abrazo a tod@s.